martes, 17 de mayo de 2011

DINERO Y VIRGINIDAD

La dignidad (virginidad) siempre se vende barata.
Por esto todos queremos ganar más dinero.
No estamos ganando dinero, estamos cobrando por nuestra decencia, nuestra dignidad. El sueldo recibido es el precio de la traición. Todos nos queremos vender caro.
Si trabajamos por dinero: odiamos lo que hacemos y al que nos contrata y al destinatario de nuestra empeño.
Si me gusta lo que hago, lo puedo hacer gratis. Si me gusta lo que hago, y eso que hago es liberador, hasta puedo pagar por hacerlo. Por eso yo hago el amor gratis y hasta puedo pagar por hacerlo.
Todos tenemos un precio. El precio no nos hace mejor persona ni nos da mayor valor.
Los que se venden caros, por lo general se creen más decentes.
Se traiciona aquel ignorante de sí, incapaz de decir: Yo soy.
Una persona decente no trabaja por dinero.
Una persona decente necesita más dinero que un traidor de sí, pues no lo tiene.
Un pobre sólo tiene dignidad.
Necesitamos dinero porque no sabemos quienes somos.
Con dinero compro un Yo Soy, que es una mentira, una máscara.
Una persona que sólo trabaja por dinero, por más y más dinero… odia, se odia, es odioso, odiosea, hasta inventa religiones llenas de odio.
El que se odia, quiere, desea, necesita que todos se odien, que todos trabajen por dinero, vivan por dinero.
El dinero cobrado es equivalente a la dignidad vendida.

Yo necesito un mecenas, ¿alguien sabe de alguno?

1 comentario:

terapias dijo...

desearía también uno, si consigues uno me avisas donde lo buscaste para imitarte