miércoles, 1 de febrero de 2012

Siddartha

Su padre Suddhodana, era monarca de los Sakya, clan de la región de Kapilavastu.
Nació en una casta elevada, de familia noble. Y con un destino claro y prometedor.

Recibió de su padre una estupenda educación, como cualquiera de nosotros.
Sus lujos eran de todo tipo, como los nuestros. Llevó una vida sin problemas, como la aspiración de cualquier mortal.

Siddartha, era como cualquier hijo de vecino, hijo de un padre que quería lo mejor para él.
Su padre, como todo buen papá, se esforzó en darle una educación alejada de todo problema, de todo inconveniente.
Todo hijo es como Siddartha, todo padre es como el padre de Siddartha.

Todo buen padre aparta las preocupaciones a un hijo: si le duele la cabeza, le da una aspirina; si envejece el padre, se tiñe el pelo; si un pariente se muere, se dice que está en los cielos.
Todo buen padre distancia a sus hijos del dolor, la vejez y la muerte.
Todos recibimos una educación alejada de las incomodidades.
Todo padre exitoso desea que su hijo siga sus pasos.

Si quieres ser como Siddartha, abandona tus privilegios. Son producto de la casualidad.
Si te acercas al dolor, propio y ajeno; a la enfermedad, propia y ajena; a la muerte, propia y ajena, te puedes convertir en Buda.

Todos somos un Buda.
Es muy simple serlo, pero nada fácil.

Lo bueno de Buda, es que no es un Dios.

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